lunes, 4 de marzo de 2019

y la alegría

Mi amigo Aser es psicólogo. De esos que te miran al corazón y se paran a escuchar el ritmo de la voz y de las manos. Creo que con esa misma atención miraba mis esculturas aquella tarde.
Nos paramos ante una de las figuras, un hombre desnudo encogido sobre sí mismo, el rostro doliente, atrapado entre unos débiles barrotes.

lunes, 11 de julio de 2016

la entrega



La figura estaba casi arrinconada en una de las estanterías bajas de mi estudio. No es muy grande, algo más de un palmo de alto. El barro violeta, áspero al tacto y a la vista, le da una fuerza especial.

Hice el comentario sin mucha convicción mientras se la enseñaba a una amiga:

- Es Isaías.

En mi mano, la imagen de un hombre enjuto, enfadado, con un niño pequeño sentado en su brazo izquierdo, que se agarra a su cuello y esconde la cara en su hombro; el brazo derecho abierto hacia fuera, 

viernes, 1 de julio de 2016

huellas (II)

La lluvia se incrustaba en el suelo con pesados goterones. Al principio dejaban grandes círculos, aquí, allí, levantando el polvo del ancho sendero en leves nubecillas. Como persiguiéndose, las gruesas gotas iban oscureciendo el suelo a la vez que el cielo se tornaba más pesado, más próximo, más

huellas (I)

Seis de la mañana. Me ha despertado un ruido áspero e inesperado. Un quitanieves pasaba por delante de mi casa raspando el asfalto y empujando hacia un lado más de un palmo de nieve. Los enormes copos caían tozudos espesando el paisaje. Enfrente, en el parque, todo empezaba a ondularse.
He intentado ir a trabajar en bici, como cada mañana, como si hoy fuera igual que ayer, pero la rueda

jueves, 30 de julio de 2015

pasar por el fuego

A veces me paro ante las estanterías donde voy acumulando pequeñas esculturas, restos de arcilla, botes de lápices, pinceles y palillos de madera, cajas llenas de trapos... en un rincón que hemos tomado prestado a la cocina, y que llamamos, con una buena dosis de humor e imaginación, “mi estudio”. He cogido una pequeña pieza de terracota cocida, algo mayor que una nuez. Parece una cabeza de tortuga, o quizás de algún pájaro exótico. Apareció hace unos años, semienterrada en algún lugar de las montañas de Honduras, muy cerca de la costa, en una zona en la que no es excepcional encontrar restos de cerámica. No recuerdo quién me la regaló, pero la guardo desde entonces entre mis cosas.

jueves, 23 de julio de 2015

cicatrices

Un desastre completo. Al abrir las puertas del horno de cerámica, dos de mis cuatro esculturas han estallado, sí, literalmente, y se han llevado por delante a una tercera. Con el ceño fruncido, amontono los trozos, aún templados por el calor de la cocción, sobre la mesa, y voy separándolos, como en un rompecabezas, mientras intuyo qué puede haber pasado. El enfado por mi propia torpeza, y la frustración, han tenido el tiempo justito de expresarse y apartarse, y ahora la mirada, las manos, las sensaciones, juegan con las piezas en una inesperada prolongación del proceso creativo.

jueves, 16 de julio de 2015

al principio de todo

Vivían en una cueva grande, suficientemente profunda para que les protegiera de la lluvia y del viento. Y de los animales. Y de la noche. Suficientemente alta para que el humo se desvaneciera con la oscuridad de allá arriba. Era una buena cueva.

Cuando llovía, o al derretirse poco a poco la nieve de los días más silenciosos del invierno, un murmullo de agua caía por una de paredes de la cueva, evitando tener que salir hasta el río, unas decenas de metros más abajo, para beber.

viernes, 3 de julio de 2015

lecciones de anatomía

Cualquier día de estos voy a tener un disgusto. Ya he recibido alguna mirada entre interrogante y molesta en el autobús, camino del trabajo, o en el patio del colegio esperando a los niños. Es verdad que no se trata de nada oscuro o inconfesable, pero ellos no lo saben. Ellas tampoco.

Tengo más o menos controlado el asunto en lo cotidiano. Pero ha empezado la temporada de piscina, y tengo que estar alerta como nunca en mis observaciones. Intento, desde luego, ser discreto, pero es que me fascina tanta lección de anatomía.

viernes, 26 de junio de 2015

como un pájaro que entra en un bosque

Su voz es grave, algo rota. El pelo encrespado, gris, negro, blanco, barba breve y canosa, piel oscura de caribe cubano y sonrisa amplia. Manos lentas, como todo su cuerpo grande cuando habla. Pasa ya los sesenta. Cálido. Seguro. Abierto. Así deja fluir Alberto Lescay recuerdos, sensaciones, reflexiones en torno al arte y al oficio de artista. Su voz es como un pájaro que te acompaña al entrar en un bosque que apenas conoces. Escucho y siento que algo conecta aquí, en los adentros.

lunes, 27 de mayo de 2013

quiero hacer eso

Nunca había modelado en la calle. Una mesa, una silla, mis bártulos, un gran montón de arcilla y frío, pero qué frío, era el escenario de esa tarde de viernes en el centro de Pamplona. Ainhoa y yo modelando, Beatriz, Raquel y  Javier con sus cuadros. A nuestro alrededor, tres escenarios con música y espectáculos de lo más dispar. La radio celebraba sus ochenta años, y ahí estuvimos dando espectáculo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

lo que nos hace hermosos


Al principio modelar era empezar un juego.

Lo recuerdo así desde siempre. Primero una bola, con las dos manos, luego hay que aplastarla, o quizás no, pero recuerda que hay que amasarla mucho mucho... Los primeros intentos acaban de nuevo en una bola un poco más reseca, mira, tienes que

viernes, 14 de diciembre de 2012

cuando se nos regala


Al principio creemos sólo en lo que vemos con nuestros ojos pequeños.

A veces, cuando la memoria nos invita, lo que miramos nos habla de otras cosas. De momentos, de personas, de sensaciones, que parecían perdidas y sólo estaban guardadas. Recordamos. Revivimos de alguna manera lo recordado. De alguna manera.

domingo, 9 de diciembre de 2012

nunca es del todo


Al principio el barro es blando, maleable. De algún modo me sigue, se deja hacer. Pero al final, al permitir que vaya secándose, que endurezca, al cocerlo... siento que lo que he trabajado tanto va escapando definitivamente de mi control. Esa dureza, ese permanecer ya sin cambiar, es como el final del diálogo entre el artista y el barro.

sábado, 8 de diciembre de 2012

con los ojos cerrados



Al principio es sólo barro.
Mancha, se seca, se acaba deshaciendo en polvo. Tremendamente maleable. tremendamente frágil.
El barro se deja hacer, se deja tocar, trabajar, hacer y deshacer una y otra vez. Con su modo de estar, con su dejarse hacer. Permanece paciente, dispuesto a