lunes, 4 de marzo de 2019

y la alegría

Mi amigo Aser es psicólogo. De esos que te miran al corazón y se paran a escuchar el ritmo de la voz y de las manos. Creo que con esa misma atención miraba mis esculturas aquella tarde.
Nos paramos ante una de las figuras, un hombre desnudo encogido sobre sí mismo, el rostro doliente, atrapado entre unos débiles barrotes.